divendres, 4 de març del 2011

NUESTRO DIA DE CARNAVAL

Rebosantes los infantes acudian a la escuela. Unos atabiados con brillantes telas, pelucas de mil colores, purpurinas por maquillaje y sobretodo risas, muchas risas que adornaban sus caritas y la de aquéllos que les acompañaban, papás, abuelos...Yo he recordado mi infancia, aquél dia de la tortilla, aquél jueves que daba el pistoletazo de salida a la creatividad, al divertimento. Aquella fiesta pagana en la que se aconsejaba hacer el loco más que nunca porque "nadie te reconocía", en la que le pedíamos a los abuelos el bastón o el chal, o el delantal para disfrazarnos de algo que no éramos. Después el miércoles de ceniza, nuestro dia de la sardina, y yo adornaba mi caña con una sardina de las de verdad, un arrenque me compraba mi madre. Disfrazada mi sardina con faldilla de papel pinocho y yo con riguroso luto nos ibamos a la montaña a enterrarla...llorábamos, más teatro que otra cosa, pero era el final de nuestro carnaval. Hoy lloro igual, ya no hay dia de la tortilla, ni sardina que enterrar y lo que es peor de todo, ningún abuelo presta su bastón, ni su delantal porque ya los nietos prefieren el disfraz de la Hello Kitty, o de Bob esponja. ¿Los niños son más niños ahora o los padres somos mejores?