dimarts, 23 d’agost del 2011

CRÓNICA DE UN DESCUBRIMIENTO

Quizás al comenzar las vacaciones escolares a todos se nos pasa por la mente el qué hacer con esos "enanos" y si encima no disponemos de solvencia económica, las posibilidades se reducen. Una opción fué distribuir las salidas a lo largo de los dos meses de verano, julio y agosto y en una de ellas coincidimos con un grupo de amigos, todos con niños, aunque la opción no se adecuaba a mi edad. Eso de dormir en tienda de campaña, con colchones en el suelo, andando casi desnudo todo el dia, comiendo y bebiendo sobre la marcha...eso es el camping para mi.
Los niños, encantados, no hay normas y total, las pocas que hay se las saltan, asi que fabuloso. La piscina a rebosar de niños que se acaban meando en ella, y algún mayor también, la poca sombra obligaba a según quién a resguardarse del sol bajo una mesa, las tumbonas te jodian la espalda y el gran cartel de la entrada al recinto de PROHIBIDO...casi todo, estaba adornando la reja. El chiringuito solo de helados, con un pluriempleado, hacia las veces de atender el negocio y de limpiar la piscina al tiempo que se paseaba de vez en cuando por el recinto apartando con el pié objetos desechables que encontraba a su paso.
Una familia de 6 miembros todos blancos deslumbrantes en la orilla de la piscina, y nadie se atrevia a entrar al agua. Barrigas desbordantes de cerveza vigilando a los niños, bañadores de hace 8 temporadas en cuerpos de amas de casa, grandes tetas y flácidas barrigas para ellas, bañadores hasta las rodillas y pechos peludos para ellos. El paisaje no podia ser más alentador.
Opté por tumbarme hacia arriba y entonces descubrí que a pesar de la multidud yo me encontraba sola, en un remanso de paz, observando el majestuoso valle de Lord. Ahí estaba él, tan tremendamente poderoso, con sus picos, eminentemente monañoso, con sus sierras y macizos, con su color tan característicoque había robado   de los conglomerados, con su silencio. Impresionante atracción que me obligó a admirar simplemente, dejando en blanco mi mente atormentada por el bullicio y el calor insoportable.
En ese remanso de paz encontré las fuentes del Cardener, simbolo de vida, el agua. Las aguas curativas de la Puda, las piedras esculpidas por la bajada del rio y su musgo con un exhuberante verde.
Privilegiada situación la mia, debia sentirme afortunada, se levantaba ante mi, inmenso y poderoso, el prepirineo, una muralla avanzada del Pirineo como frontera geológica, la naturaleza en estado puro, bosques de pinos y robles, y esplanadas regadas por las aguas. Reconfortante paisaje y pureza.
Descubrir es sentirse vivo, y si puedes compartir el descubrimiento mejoras por partida doble, y en mi caso además yo era capaz de saborear el reencuentro, asi que fué como decirle Hola de nuevo a la montaña, estoy de vuelta y sigues tan preciosa como la última vez. ( María)